viernes, 19 de junio de 2009

Traje Típico


MUJER. Aunque modesto y sencillo su traje no deja de ser bello. Está compuesto de un gracioso tápalo (chal), blusa blanca y bordada, y falda de terciopelo, decorada con rayas verticales de vivos colores.
HOMBRE. Usan pantalón corto de color, chaleco y una capa bordada de lentejuela de muchos colores. En la cabeza portan un sombrero con plumas de aves finas de vivos colores y espejuelos

Música Regional


La música tradicional en el valle de Tlaxcala-Puebla, en los llanos y lomeríos del centro, en el Gran Llano de Huamantla y Bloque de Tlaxcala son las marchas, sones, valses, chotines, pasos dobles y mazurkas.También suele interpretarse música prehispánica empleando instrumentos como la chirimía, teponaztle, tambor redoblante y sonajas en el valle de Puebla-Tlaxcala y en el Bloque de Tlaxcala.En el valle de Huamantla se música con bandas y en la sierra salterios.

Artesanía


Tlaxcala es una región donde se asentaron diversos grupos indígenas, quienes legaron una tradición artesanal , si no abundante, por lo menos genuina y tradicional.Respecto a la alfarería, la producción es mínima. Pero en Ocotlán y San Sebastián Atlahpa se elaboran piezas de barro rojo pulido con flores y hojas esgrafiadas. Resaltan los botellones en forma de venado o pato. Los objetos más típicos de Tlaxcala son los bastones de Apizaco, hechos en madera de huejote, con el mango de sabino, grabados y policromados. También se confeccionan jorongos, morrales, rebozos, sarapes y cobijas.Respecto al trabajo de la madera, aparte de los bastones, resaltan las máscaras de ojos de vidrio azul, los tambores horizontales indígenas, la juguetería, muebles tallados, y talla y estofado de imágines religiosas, donde se aprecia toda la sensibilidad tlaxalteca.Entre otras actividades artesanales encontramos artículos de piel, la talla de ónix y alabastro en forma de objetos diversos, cestería y manufactura de retablos pintados sobre madera, hojalata, cobre o tela.

Flora y Fauna




En las montañas altas encontramos bosques de pino, encino, oyamel y zacatón. Mientras que en los valles y planicies hay las especies de vegetales más comunes son los pastizales, capulines y tejocotes.En cuanto a la fauna, podemos apreciar codornices, liebres de cola negra, águilas, halcones, ardillas, coyotes, palomas de alas blancas, conejos, cacomixtles, tejones y zorrillos.

Religión


Lo religión fue muy importante en la vida tlaxcalteca prehispánica e influía en las personas desde que nacían hasta su muerte. Sus efectos se hicieron sentir en el arte, las ciencias, los juegos, los deportes, el comercio, en la organización política y social y, de manera muy especial, en la guerra.
Esa religión era politeísta, es decir, estaba animada por muchos dioses y muchas creencias, algunas heredadas de sus antepasados los chichimecas y otras adoptadas de los olmecas, teotihuacanos y toltecas.
El universo era dividido en dos mundos: uno horizontal y otro vertical. El horizontal se extendía hacia los cuatro puntos cardinales, cada uno de los cuales estaba dominado por ciertos dioses. El vertical comprendía nueve inframundos y nueve paraísos.
Camaxtli el dios principal, dios de la caza y de la guerra, representado con cabello largo, penacho de plumas y la pintura “estelar” negra cubriendo sus ojos. Su cuerpo estaba decorado de arriba a abajo con líneas blancas, y una piedra transparente adornaba su nariz. Debajo del brazo llevaba unas pieles de conejo, en la mano derecha una canasta con comida y, en la izquierda, un arco con flechas. Algunos autores lo identificaban con el dios Mixcóatl y lo creen padre del dios Quetzalcóatl.
Se estima que el templo mayor dedicado a este dios estaba en Ocotelulco; era muy hermoso, circular y cubierto de paja. En él se encontraba la estatua de Camaxtli (que Moctezuma II intentó llevarse varias veces sin éxito) y delante de ello habían plumas preciosas, algunas flechas viejas, un arco pequeño y otros objetos que se supone poseía el dios cuando guiaba a los chichimecas en su peregrinación.
Tláloc, el dios del agua, era especialmente adorado en un lugar de la Malinche llamado Tlalocan. Dice la tradición que fue el primer dios que los tlaxcaltecas tallaron en piedra en ese lugar. Fray Martín de Valencia mandó destruir el ídolo en el Siglo XVI.
Otros dioses importantes eran Toci, madre de los dioses o corazón de la tierra, Huehuetéotl dios viejo del fuego, Tezcatlipoca “el sacrificado”, identificado con la noche y con los dioses que significan muerte, maldad y destrucción, y Xochiquétzal, deidad de las flores y la primavera. A los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl los tenían por dioses y los consideraban marido y mujer; a Matlacueitl o Matlacueye la tenían por hechicera y adivina, casada con Tláloc. Creían también en una leyenda llamado de los cinco soles o edades por los que había atravesado el mundo. A los eclipses de sol o de luna los consideraban de mal agüero, al igual que a los cometas.
En honor a sus dioses practicaban los sacrificios humanos, especialmente de prisioneros de guerra. También eran comunes los autosacrificios como el ayunar, el sangrarse la lengua y las yemas de los dedos con una espina de maguey, y el desollamiento de los sacrificados con fines religiosos. Otro tipo de sacrificios era el gladiatorio, que consistía en morir combatiendo con otros guerreros. Así murió Tlahuicole, guerrero tlaxcalteca-otomí.
En sus templos siempre tenían encendido fuego y quemaban copal o tabaco molido para honrar a sus dioses. Durante la sequía realizaban procesiones y penitencias y ofrendaban a Tláloc. Rendían culto a los muertos y cuando algún cacique o gran señor fallecía, lo vestían lujosamente y lo adornaban con joyas; los principales del señorío lo llevaban en andas hasta una gran fogata a la que lo arrojaban junto con sus criados y con los que querían acompañarlo, luego recogían sus cenizas y, si se había distinguido por sus hazañas, le levantaban estatuas. A otros señores los sepultaban en vez de quemarlos y dejaban ofrendas a su lado. Después del entierro se celebraban espléndidas fiestas en casa del difunto.

Gastronomía




La gastronomía de Tlaxcala es rica y variada donde hay que destacar productos como el maíz, hierbas, (epazote, cilantro, perejil, etc), nopal, calabazas, tomates verdes y el maguey del que se obtiene el aguamiel (que una vez fermentado produce el pulque, bebida típica mexicana). También hay que resaltar la carne de res o de cerdo y pollo.
Entre los platos típicos hay que destacar la sopa tlaxcalteca, la crema de huitlacoche o el pollo Tocatlán, el huitlacoche, los escamoles (huevas de hormiga), gusanos de maguey, la sopa de tlatlapas de frijoles, los mixiotes de carnero, la barbacoa de hoyos, la carne en pulque, quesadillas de hongos silvestres y cultivados, de huitlacoche (hongo del maíz), pipian rojo o verde, los huazontles y el mole de fiesta.
Cuando llega el momento más dulce, no hay que dejar de probar los muéganos huanmantlecos, el pan de fiesta, las alegrías de amaranto, buñuelos de requesón y dulces de pepitas de calabaza.

Las bebidas están representadas por el atole de amaranto y el pulque.
En Tlaxcala se han hallado restos de ocupación humana que datan desde hace 20 mil años a. C. Pero hacia el año fue sino hasta el año 12 aCEs una región habitada desde épocas tempranas, en la que se desarrollaron grupos que crearon una gran cultura, una de las más importantes de la época prehispánica. Los chochopopolocas, olmecas, xicalancas y zapotecas fueron los primeros habitantes del territorio; más tarde llegaron los otomíes y los teochichimecas o tlaxcaltecas náhuas.La etapa preshipánica de Tlaxcala se ha dividido en varias épocas: Tlatempa (1200-800 a. C.), Texcaloc (800-300 a. C.) Tezoquiapan (300 a. C.-100 d. C.), Tenayac (100-600 d. C.), Texcalac (650-850 d. C.) y Tlaxcala (1100-1519 d. C.). En vísperas del arribo de los españoles, cuatro eran los principales señoríos: Tepeticpac, Ocutubula, Tizatlán y Queauztlán. Éstos fueron aliados de los españoles porque tenían un enemigo común: los mexicas. Esta solidaridad les fue mal correspondida, ya que lenta e inexorablemente se marcaron las diferencias entre ambos: los pequeños poblados fueron ocupados por los indios, mientras que en las grandes ciudades habitaban los españoles. En 1824 Tlaxcala fue considerado como estado, pero no fue hasta 1856 que el congreso le otorgó a Tlaxcala la condición de estado. Durante la guerra contra los norteamericanos, los tlaxcaltecas se distinguieron en varias batallas. En 1910 Marcos Hernández y Juan Cuamatzi se levantaron en armas al frente de cientos de campesinos y trabajadores.

Historia


Los primeros moradores [editar]
En el centro de México destacaron los grandes valles del altiplano: el de México y el poblano-tlaxcalteca. En el valle poblano-tlaxcalteca aproximadamente en 1800 a. C. había grupos agricultores que trabajaban en forma familiar, cultivando maíz, fríjol, chile y calabaza, tomate que completaban su dieta con los productos de caza y recolección. Habitaban aldeas permanentes formadas por chozas. Tenían comunicación con la gente del valle de Tehuacán y el golfo de México, con la que llegaron a mezclarse.
Años posteriores la población tlaxcalteca aumentó y en consecuencia el número de aldeas, muchas de las cuales al extenderse se convirtieron en villas. Los tlaxcaltecas producían con la cooperación de toda la familia; regaban sus cultivos utilizando canales, tenían hornos para cocer cerámica, pequeñas plataformas para celebrar sus ceremonias religiosas y rendían culto al dios del fuego Huehueteotl.
A medida que el tiempo transcurría la población aumentó hasta que se formaron pueblos. Surgieron construcciones residenciales, se elevaron estelas y sarcófagos de piedra, y cada vez se rendía culto a un mayor número de deidades. Allí los sacerdotes fueron adquiriendo más y más importancia y llegaron a dominar a la población, empezando así a construirse centros ceremoniales.
Se cree que entre los años 200 a. C. y 700, la civilización mesoamericana alcanzo su máximo esplendor, y si antes la gente vivía en comunidades agrícolas y en pueblos sin ninguna planeación, ahora se construían grandes ciudades planificadas. Aumento más la población y se incrementaron el comercio y la actividad agrícola.
Los sacerdotes gobernaban y se encargaban de impulsar la cultura. Fueron ellos quienes lograron que la agricultura, la escultura y la pintura alcanzaran su apogeo y que realizaran notables progresos en escritura figurativa, matemáticas y astronomía, por lo que se ha llamado a esta etapa periodo teocrático.

Vista sobre el Gran Basamento de Cacaxtla.
Teotihuacan estuvo a la cabeza de las ciudades teocráticas mesoamericanas y su caída marco el fin de este periodo. En Tlaxcala son dos las fases que corresponden al periodo teocrático. En la primera, se experimentó un auge cultural. Desaparecieron las aldeas dispersas y la población se concentró en centro urbanos que contaban con plazas, calles, centros ceremoniales, tumbas. No obstante ser una gran cultura local, poco a poco comenzó a decaer por que la mayoría de sus artesanos y muchas personas importantes se fueron a vivir a Teotihuacan, atraídos por la prosperidad y el trabajo que había en esa gran ciudad religiosa y cultural. Hubo entonces, en la siguiente fase, un mayor auge en la agricultura y reinó una relativa paz en el centro de Tlaxcala. En otros puntos de la región no ocurría igual, y sobre todo en la región de Nativitas, donde la invasión de los olmecas-xicalancas ocasionó intranquilidad y luchas por el poder y la tierra. Los olmeca-xicalancas, provenientes de la costa, eran mercaderes que controlaban las mercancías procedentes del Golfo de México y del sureste. Se establecieron en Tlaxcala sin encontrar ninguna resistencia porque la zona que eligieron se hallaba despoblada. Su capital se situó en la fortificación de Cacaxtla, en lo alto de un cerro, donde se han descubierto pirámides muy importantes y pinturas que testimonian sobre las luchas que libraron con otros grupos. También fueron dueños de pequeñas ciudades-fortalezas alrededor de su capital, como Xochitécatl y otras en el área de Calpulalpan, situadas al norte del estado.